martes, 22 de enero de 2013

Infancia de travesuras...


Dicen que para contar un relato debo iniciar introduciéndome al tema entonces me presento, mi nombre es Daniela Ospina y esta es parte de mi historia, mi infancia se esconde tras recuerdos borrosos que se disipan con el pasar de los años, y es que a pesar de mi corta edad parecen tan lejanos esos tiempos en que la vida era sencilla y prácticamente nada importaba en realidad. A pesar de la aparente mala memoria hay recuerdos que en realidad creo jamas se irán y entre ellos los que mas permanecen en lo mas profundo de mi ser causando una sonrisa, son mis travesuras que aunque merecieron en su momento varios regaños, palmadas y el desespero de mis papás hoy me llenan de nostalgia, felicidad, agrado y hasta añoranza.

Ahora bien entre esos tantos momentos que marcaron mi niñez, definitivamente debo hablar de aquella vez en la que decidí lavarle el cabello a todas mis barbies, para esto necesitaba que el lavamanos se llenara totalmente de agua de manera que simulara la tina para mis de plástico y rubias amigas; esto no era algo nuevo ni fuera de lo común solo era necesario abrir la llave, tapar el lavabo y esperar un par de minutos. El problema estuvo en el descuido de una niña de 7 años que abrió la llave, dejo sus juguetes y se quedo dormida justo cuando la casa estaba sola.

El agua corrió y corrió mientras yo simplemente dormía y dormía,  tras un par de horas supongo, llego toda mi familia y que poco agradable sorpresa se llevaron cuando se encontraron con una casa totalmente inundada y llena de agua por todo el primer y segundo piso. Me despertaron a punta de regaños mientras yo asustada no entendía porque en un "ratito" tan corto la casa parecía un capitulo de uno de mis programas favoritos de aquel entonces: Bob esponja. 

De inmediato todos con ayuda de escobas y traperos empezamos a intentar sacar toda ese agua que llegaba a cada rincón de la casa, no se cuanto tardamos en sacarla pero estoy segura que no fue un lapso corto. Hoy en día es en realidad una historia para contar a mi parecer bastante divertida, una travesura sin ninguna culpa no como los errores del diario vivir de ahora, 9 años después aun no me explico como no me castigaron hasta la llegada de la pubertad ni como no me quitaron mis preciadas barbies que probablemente hoy anden sin cabeza por algún rincón de mi cuarto.Y así recuerdo una niñeria que me hace sonreír y hace parte de mi infancia y mi historia.

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